El simple hecho de sonreír desencadena en el organismo una serie de mecanismos que inciden de forma positiva en la salud.
Reduce el estrés: A traves de la risa se liberan sustancias como endorfinas y serotonina, entre otros, que ayudan con la sensación de bienestar. A su vez permite controlar la elevada secreción de cortisol y adrenalina que induce el estrés, disminuyendo los niveles de ansiedad y depresión.
Se dinamizan los principales órganos del cuerpo: la descarga hormonal que genera la risa estimula tanto al cerebro, como al corazón y los pulmones.
Mejora la respuesta inmune: la tensión o el estrés generan un exceso de cortisol que pueden llegar a limitar la capacidad de reacción del sistema inmunológico, franqueando el paso a la posibilidad de una infección u otras enfermedades. Sonreír, sin embargo, mejora la actividad de las células NK, que modulan la función del sistema inmunológico.
Ayuda a calmar el dolor: Al sonreír se liberan endorfinas, las que contribuyen a reducir el dolor y a tener una mejor tolerancia.
Mejora la salud cardiovascular: reír, sonreír, se asocia con la reducción de la presión arterial y activa la circulación sanguínea, aumentando la oxigenación de la sangre.
Sonreír ayuda a sobrellevar las emociones negativas: Sonreír tiene un efecto relajante en situaciones estresantes, inesperadas o dolorosas, lo que no sólo ayuda a afrontar mejor esos momentos, sino que transmite tranquilidad a los demás.
Mejora la confianza y las habilidades sociales: una persona que sonríe frecuentemente se comunica y se relaciona mejor, probablemente porque le proporciona la confianza en sí misma para interactuar con los demás. Asimismo, las personas se sienten cómodas ante aquéllas que sonríen.
La mejor manera de ahuyentar el enfado, la tensión o la agresividad, es recordando momentos o experiencias de felicidad que nos hagan dibujar una sonrisa en nuestro rostro.